Madrid, 3 de marzo de 2023. Sala La Riviera
Anoche en La Riviera, Godspeed You! Black Emperor levantó un muro de sonido tan espeso y contundente que hizo que todos los presentes nos quedáramos atrapados la hora y pico que duró el concierto. Imagina una vieja proyección de celuloide salpicada de polvo y arañazos, como una alucinación muda que rebota en la pantalla mientras el bajo retumba a la altura del esternón. Eso fue lo que se vivió: un trance construido a golpe de violín, guitarrazos y percusiones que jamás dejaban de pulir el alma de quienes se dieron cita allí.
Álex Coubert
Redactor & Photo
Estos tipos apenas pronuncian palabra, porque en su mundo no existen ni la cháchara vacía ni los discursos (verbales). Lo suyo es más bien como un ritual, una misa épica que sube de volumen y te vuela la tapa de los sesos justo cuando más abierto tienes el espíritu. El escenario, prácticamente a oscuras, parecía un refugio clandestino: en lugar de fresnels locos, leds y estrobos, lo que iluminaba era un juego de proyecciones en bucle que recordaban paisajes post-apocalípticos. Cada músico se mezclaba con esas sombras y te hacía sentir como si estuvieras flotando en medio de una tormenta eléctrica.
Y ya cuando esas guitarras se lanzaban a una ascensión salvaje, con crescendos interminables y percusiones que golpeaban el corazón del caos, el éxtasis te invadía irremediablemente. Una locura de concierto. Extraño e inesperado por la ecléctica puesta en escena, pero una locura. En el buen sentido.