FESTIVAL POETAS DEL ROCK

Para calentar motores salieron a escena dos bandas que están en proceso de rodaje y que dejaron una buena imagen, Desayuno y Normal. Los segundos son una banda albaceteña, creada por Curro Violero, a la que vamos a seguir de cerca y que, jugando en casa, dejaron buenas sensaciones presentando su álbum debut “Mas bien normal” e incluso atreviéndose con alguna versión de Los Ronaldos.

Era turno para el primer gran cabeza del cartel, Beret, el rapero sevillano ha sabido jugar con el viento a favor de los medios de comunicación y de la “radioformula” y ha conseguido llegar a un público joven, más bien adolescente, que llenaba (acompañados de sus padres) las primeras filas de las dos zonas que había entre el público. Y aquí creo que los organizadores de “Poetas del Rock” han cometido un grave error ya que se creó una entrada Vip con zona reservada y foto con el propio Beret como si de una estrella pop se tratase. Es lo que tiene la fama y el sentido comercial sin entrar en que el artista se aleja lejos del rock que el nombre del festival propio indica.

Beret salía al escenario aclamado por sus fans y ofrecía un show con un sonido que dejaba bastante que desear, sobretodo la voz del rapero. No faltaron las canciones de su último trabajo “Apices” (2017) que fueron bien recibidas. “Bala perdida”, “Diez mil porqués”, “Corazón de piedra”, “Cóseme” o “Frio” se mezclaban con algunas más antiguas como “Dime quien ama de verdad” o “Carpe Diem2.

Beret mezcla rap con flamenco, reggae y ritmos latinos que llegan muy bien al público joven y es que lo mismo se marca una rumba, únicamente acompañado de una guitarra española, como una “batalla de gallos” con su corista Kaly Kalyxto o un combate con su Dj The Kaki. 

En este momento de la noche apareció la lluvia que no silencio el momento más divertido del show mientras artista y público se contestaban en la pegadiza “Bara bere”. La parte final del concierto dejó hueco a sus grandes éxitos que volvían a hacer que la carpa se llenase de móviles que quieren capturar el momento. “Ojalá”, “Sentir”, “Vuelve” y, sobre todo, “Lo siento” cerraban una noche para muchos que abandonaban el recinto sin esperar a los cabeza de cartel. (“No esta hecha la miel para ….”)

Si Beret fue la enfermería del símil taurino al que antes nos referíamos (en nuestra opinión, claro esta), Sidecars sería la puerta grande. Los madrileños hace tiempo que dejaron de ser “el grupo del hermano de Leiva” para llegar a un público más numeroso e incluso a agradar a la crítica musical participando en innumerables festivales tanto de rock como de música independiente. 

Juancho llegaba con ganas, después de su “caída” del cartel el año pasado en la segunda edición del festival, y muy bien acompañado por el ritmo de Gerbas y Ruly, al bajo y batería respectivamente, junto con “el chico para todo” (guitarra, percusión, bailes, saltos, …) Ramiro Nieto, las guitarras de “Pere” y los teclados de Sergio Valdehita. 

Sidecars presentaba su cuarto álbum de estudio “Cuestión de gravedad” y de éste sonaron temas como “Cuando caigas en shock”, que abría el show, “Polvorosa”, “Locos de atar”, “Costa da Morte” y “Tu mejor pesadilla”.

Tampoco faltaron los grandes éxitos de sus anteriores trabajos como “De película”, “Chavales de instituto” o “Fuego cruzado”. Los que seguimos a los madrileños desde sus inicios echamos de menos algún tema de su primer álbum homónimo, esperemos que fuese sólo por ajustarse al tiempo permitido y no que renieguen de su rockanrolero debut. 

“Contra las cuerdas” cerraba el concierto ante los gritos pidiendo bises del público que había quedado y que incluso había abierto las vallas de la zona vip para estar más cerca de los madrileños.

No se hicieron de rogar y tras el parón sonaron su gran éxito “Fan de ti” y la canción de su último trabajo que Juancho dedica a su hermano Leiva, “Amasijo de huesos” que supuso el broche y cierre perfecto para una noche de contrastes tanto en lo musical como en lo meteorológico.