Parece que el revival va tocando ya a los que empezaron a principios de siglo. El trío de Manchester ha puesto en circulación su sexto álbum desde que comenzaran a principios de siglo con notables títulos como “Lost Souls” (2000) y “The Last Broadcast” (2002). Hubo un más que meritorio regreso en 2020, pero “Constellations for the lonely” son 10 temas en algo menos de 45 minutos que se pueden hacer largos.

Los dos primeros temas que abre el disco están a la altura de lo que se espera de Doves: altas dosis de emoción y euforia de factura tremendamente ornamentada con Jimi Goodwin (cantante) demostrando que no ha perdido la habilidad de cantar y mecerte mientras dura la canción. Y, a pesar de haberle dado varias vueltas al disco, siempre se acaba diluyendo en algo que ya quisiera parecerse al inicio. Son temas más oscuros y de pesadumbre que pasan bastante desapercibidos. Otros temas interpretados por Jez y Andy Williams no consiguen alcanzar el nivel de catarsis que suelen tener los temas de Doves.

Si hay que extraer algo positivo del último trabajo de los mancunianos es que con algunos temas se podrán quedar para el directo. Esos temas que sumarán al nutrido repertorio de temazos que tienen cuando giren por España este verano.