La artista catalana logra reconciliar sus extremos opuestos haciendo eclosionar a una Andrea 2.0, tanto en lo musical como en lo personal, en su segundo álbum, que llega cinco años después de su debut, Arribes tard. Se publica este 17 de noviembre.

La metamorfosis musical de Andrea la sitúa en una coordenadas de pop oscuro, desafiante, con toques de R&B lo fi y con bases casi siempre minimalistas de electrónica experimental pero accesible, en la línea de FKA twigs, Billie Eilish, James Blake o Bon Iver.

El relato de Alas y Garras describe más la convivencia de la dualidad en Andrea que no el conflicto de sus dos extremos: un nuevo todo coherente en el que la artista quiere y ya puede reconocerse.

Sin entrar en las profundidades marxistas o hegelianas del término, todxs coincidiremos en que la vida y su desarrollo son pura dialéctica. Los seres humanos cambiamos y evolucionamos constantemente, y lo hacemos a través de un proceso dialéctico, es decir: una realidad se enfrenta a su opuesta y como resultado de este conflicto, de ese diálogo, se alza una tercera, la síntesis, una nueva realidad más cargada de verdad que las dos anteriores opuestas. Los dos filósofos alemanes postulaban que así se transforman las ideas y la historia; pero también así evolucionamos y cambiamos las personas en nuestras vidas. Un ejemplo de esto nos lo brinda Andrea Mir con su nuevo disco, Alas y Garras, y lo hace además desde dos planos distintos: el personal y el musical. Es el relato de una metamorfosis, de un proceso de evolución basado en la confrontación y el diálogo de dos polos que conviven en su interior; que parte de lo personal para reflejarse en su música.

Si en lo musical la Andrea de la tesis era la autora de Arribes tard, su álbum de debut de 2018, caracterizado por un pop formal y engalanado de toques neo-soul/R&B, en lo personal la artista de Rubí se hizo consciente de sus miedos y angustias. A esa tesis personal Andrea confrontó una terapia con la que aprendió a analizar y purgar sus lastres: patrones psicológicos e incluso fisiológicos que logró superar gracias a un proceso de deconstrucción y reconstrucción.

En ‘hágase tu voluntad’, el que fuera primer single de Alas y Garras, nos habla precisamente de ese desaprendizaje de las estructuras identitarias en las que la sociedad nos ha programado para acabar siendo como realmente quiere ser. Y en paralelo a ese proceso personal, Andrea deconstruyó y reconstruyó también su identidad musical. Una Andrea más experimental, electrónica y desafiante, la que se muestra en Alas y Garras con la influencia de FKA twigs, James Blake o Billie Eilish en el horizonte, empezó a eclosionar en aquel primer adelanto.

Te gustará si te gusta… FKA twigs, James Blake, Billie Eilish, Bon Iver