TULSA

RI: Antes del lanzamiento del disco María Velasco (dramaturga) y tú habéis llevado al teatro un montaje híbrido de Amadora que cuenta con las actrices Socorro Anadón, Celia Bermejo y Carmen Mayordomo, en la que la música y las letras del disco se funde con texto de María Velasco. ¿Cómo y cuándo surge la idea? ¿Qué aporta la obra al proyecto?

(MI): La idea de prolongar el tema de Amadora más allá de las canciones surge a la vez que la propia idea del personaje y sus dolores. En junio de 2022 conocí a María y le interesó el tema lo suficiente como para investigarlo ella misma y escribir su propia versión de Amadora. Hay una escritura bastante simultánea, por tanto, siento que es un único proyecto, más que la suma de dos proyectos diferentes.

RI: Por cierto, ¿cómo ha sido la experiencia de subirse al escenario acompañada por estas magníficas actrices?

(MI): Ha sido muy bella, me he sentido muy tranquila, cosa extraña, antes de subirme al escenario, y creo que en parte es por la mística de estas actrices que llevan toda la vida fogueando los escenarios. Ha sido maravilloso verlas construir sus Amadoras particulares, tres dimensiones diferentes de un mismo personaje.

RI: En su último disco Belako dicen “a mí no me cuida la policía, a mí me cuidan mis amigas”. ¿Consideras que el estado tiene carencias con respecto a los cuidados, tanto físicos como mentales?  De hecho, los cuidados, profesionales y familiares, recaen casi por complejo en mujeres ¿Qué podemos hacer pare revertir esta situación?

(MI): Hay que dar de alta en la seguridad social y pagar un salario a quienes se dediquen al cuidado de personas dependientes.

RI: Actualmente tienes 44 años, ¿sientes que el edadismo con las mujeres está presente en la música tanto como en la actuación?

(MI): El edadismo atraviesa toda la sociedad, pero hay que declararse en rebeldía y pasear la vejez, la experiencia y la sabiduría que dan los golpes y los baches de la vida. Los últimos discos de Leonard Cohen y de David Bowie son un buen antídoto frente al edadismo. También los 100 años que acaba de cumplir Ida Vitale, que sigue recorriendo el mundo leyendo su poesía.

RI: Como mujer con más de veinte años en el mundo de la música, ¿Qué consejos le darías a las jóvenes que comienzan su carrera? ¿Qué le dirías a una joven Miren Iza que comienza a escribir sus primeras canciones?

(MI): Que lo que haga, bueno o malo, a nadie le importa demasiado, así se liberará y se divertirá más.

RI: Eres psicóloga de profesión, ¿cuánto de tus experiencias personales y cuánto de las profesionales hay en el disco?

(MI): Soy psiquiatra en realidad. Están por primera vez mezcladas, la observación de ese dolor en las mujeres se ha juntado con mi conciencia de ser una señora y con mi miedo a ser yo misma una mujer dolorida, a ser madre y a no serlo, a que me quieran apartar o que me aparte yo misma…

RI: Los textos de tus canciones vuelven a ser brillantes en lo estilístico, realistas y sucios en el contenido ¿Qué te empuja a escribir de esa manera? ¿De dónde llega la inspiración?

(MI): Gracias, me alegro de que te guste. Intento que haya un contraste entre lo oscuro y crudo y lo bello y armonioso. La inspiración llega de abrir los ojos al mundo, está ahí, como el azar, para que le abramos la puerta y nos lleve a su guarida.

RI: En este disco has vuelto a contar con Ángel Luján a la producción, con el que ya contaste en “Centauros” (I*M Records, 2017). ¿Qué te lleva a volver a contar con Ángel? ¿Qué buscabas con su colaboración?

(MI): Con Ángel hay un grado de confianza tan grande que me siento muy libre de jugar y explorar. El da muchas ideas en todo el proceso, desde el germen de las canciones, y siento que enriquece mucho lo que yo pueda aportar. A veces lo transforma en algo muy diferente al germen y yo confío.

RI: Desde el punto de vista musical, ¿Puede ser tu disco más heterogéneo?

(MI): No lo creo, hay alguna fuga sonora, pero creo que musicalmente las canciones estás más cerca unas de otras.

RI: ¿Cómo tienes pensado llevar este disco al directo?

(MI): Como siempre suelo hacer, dejo libertad a los músicos que me acompañen para reinterpretar las canciones, no quiero que sea un calco del disco.

RI: ¿Tienes algún tema favorito en este disco? ¿Alguno que te haya costado más escribir?

(MI): Me gusta especialmente “¿Amor o trasferencia?” porque me sorprendió el fraseo, por diferente a lo que suelo hacer, como una puerta futura. Me costó “La Estrella”, no encontraba la estructura, ni el tono. De esos atolladeros me suele sacar Ángel.

RI: Personal y musicalmente ¿Qué diferencias hay entre la Miren de “Amadora” y la Miren de “Centauros” del que hace ya seis años?

(MI): Hay un disco entre los dos, que es Ese Éxtasis, el eslabón. Soy más feliz y más vieja que en Centauros.

RI: ¿Qué música sueles escuchar en tu día a día, en el local de ensayo o en la furgoneta cuando vas de gira? ¿Qué bandas recomendarías a nuestros lectores?

(MI): Intento escuchar pocos discos, muchas veces. Cuando tengo ruido mental escucho música clásica y bandas sonoras. Me hago playlist cuando entro en proceso de un disco nuevo y voy metiendo canciones que me encuentro que por una razón o por otra quiero tener en mente a la hora de hacer el disco, muchas veces no les veo sentido una vez he acabado el disco.

Les recomiendo que escuchen a Amaia Miranda.

RI: ¿Qué no puede faltar en una gira de Tulsa?

(MI): El amor

RI: Hace unos días Quique González paró su concierto para invitar a salir a las personas que no dejaban de hablar y molestar durante su concierto, incluso les llegó a ofrecer la devolución del dinero de las entradas. ¿Sufrís esa molestia en el escenario como la sentimos en la pista?

(MI): Yo la sufro más en la pista, cuando intento escuchar y atender a un concierto y alguien se empeña en hablarme, no sé dónde meterme. Desde el escenario he aprendido a centrarme en la gente que está dentro del concierto, aunque alguna vez he pedido silencio también, porque puede llegar a sacarte mucho y disparar todas las paranoias ancestrales, las tuyas y las de tu abuela.

RI: También hace unos días se comentó la decisión de Sleaford Mods de dar por concluido su concierto en Madrid porque alguien les lanzó un pañuelo palestino, cuando ellos son conocidos por sus letras políticas. Tú eres de las que habla sin tapujos, ¿Crees que los artistas con gran público deberían aprovechar ese altavoz para hacer dar opiniones políticas o apoyar ciertas causas?

(MI): No, creo que no tienen obligación en absoluto.